domingo, 30 de septiembre de 2007

Miedos

Como si fuera fácil salir de la casa de la bruja y sentirte contenta.
¿Qué es lo que querías saber? No lo sé. O sí. No sé. Sólo creo entender que por alguna razón me muero de miedo y me paralizo. Empiezo a decirme que soy medio tonta, que tengo una limitación. Cuando me pregunto cuál, no me sé responder.
¿Cuál es mi limitación? ¿El miedo? ¿El miedo a qué?
Hoy me preguntaron cuál era mi fobia, a qué le tenía pavor.
Y respondí que a nada. Es cierto, a nada en cuanto a animales. Sin embargo, evidentemente tengo mucho miedo a... ¿cómo llamarlo? ¿Progresar? ¿Lograr cosas por mi cuenta? ¿O tengo miedo de no lograrlas y por eso ni siquiera las empiezo? No lo sé...
Pero la sensación es sumamente molesta. Si.
Y es difícil de hablarlo con alguien. Porque es difícil de entender, también. Supongo que una buena terapia sería bastante esclarecedora. ¿Será cuestión de empezar? Puede ser.
Ja! Como con todo. Es cuestión de empezar y de continuar.

jueves, 27 de septiembre de 2007

Rayas altas


Navegando por blogs de otros lares encontré este post que me hizo reír y sentir identificada. El dibujo, que lo tomé prestado del blog, lo hizo Betty Moore. Es una pequeña descripción de mí misma: il buco nero (el agujero negro)

lunes, 13 de agosto de 2007

Tres Historias de Buenos Aires: El velorio del Enzo

Todo empezó en el velorio del Enzo.
Vino Cholo, compungido hasta la médula, y me abrazó de tal manera que casi escupo los pulmones.
No puedo precisar por qué, pero me resultó un poco raro que se me quedara colgando del hombro izquierdo, moqueándome el homóplato, sin levantar la vista durante tanto tiempo. Llegado un momento fueron varios los que pararon de chusmear barbaridades del pobre muerto para darse vuelta a mirar qué mierda le pasaba a Cholo.
Tipo raro, Cholo. Siempre calladito. Verdaderamente era algo así como la mascota del grupo. El Enzo se la pasaba cargándolo y pegándole palmaditas en la cabeza. Cholo se reía, porque adoraba al Enzo, pero a mí muchas veces me daba lástima. Es verdad que el Enzo lo quería, pero parecía creerse su dueño y más de una vez, estoy segura, lo lastimó. No con las palmaditas. El Enzo era bestial cuando empezaba a gastar. Y Cholo demasiado débil para defenderse. El resto se cagaba de la risa y eso era suficiente para los dos.
Quién sabe cuál de nosotros hubiese ocupado el lugar de Cholo si no lo hubiéramos conocido. Tal vez Normita, que era tan histérica. O yo, gorda y sin tetas... Pero no. A último momento entró Cholo, grandote y tímido, y hasta el profesor nos dio la bienvenida a la secundaria tomándolo para el churrete a él.
El Enzo siempre jodía con que, si se moría, quería que en su velorio todos estuviéramos contentos. Yo le decía que igual él iba a ser el último en morirse y se reía. Todos nos reíamos, y en esos momentos Cholito se le ponía al lado, serio, y le pegaba una piñita en el brazo.

Ahora lo tenía al loco Julio y a Normita mirándome fijo, al Cholo encima mío, que pesaba una tonelada, y a uno de los dedos entrecruzados del Enzo señalándome. De pronto el peso de Cholo me tiró al suelo, se me oscureció todo y sólo escuché, a lo lejos, la voz de Carlucha que gritaba ESTÁN MUERTOS, ESTÁN MUERTOS. Me acuerdo que pensé ¡No lo puedo creer! ¿Y por qué me morí?

Al fin me desperté. Los clásicos azulejos deprimentes de las casa velatorias me hicieron de custodia hasta que Carlucha y el loco Julio se avivaron y me abrazaron llorando. ¿Qué me pasó? pregunté riéndome. Pelotuda que soy que pensé que lloraban por mí.
Se miraron. Carlucha parecía preguntarle algo al loco con la mirada. El loco pareció responder que sí, serio como nunca. Me tenían las bolas llenas con tanta pregunta muda así que dije ¿
se calmó Cholito?
Si...
susurró Carlucha, mirandose la punta de los zapatos y empezando a llorar desenfrenadamente. Entonces el loco dijo, muy bajito... Cholito se calmó.
Y más bajito
... Cholito se murió.

miércoles, 18 de julio de 2007

lunes, 9 de julio de 2007

Nieve en Buenos Aires!

Fotos proximamente

miércoles, 4 de julio de 2007

Tres Historias de Buenos Aires: El pasado y qué fue de la Tía Pochola

La Tía Pochola es la más chica de las 6 hermanas.
En sus tiempos mozos -dicen- era la más simpática y carismática de la media docena.
-Y la más puta del barrio- según mi tío Alberto.
No se llevó la mejor parte, sin embargo, porque cuando tenía tres años su papá, mi bisabuelo, se quebró la espalda y quedó postrado de por vida.
La cuestión es que -dicen- tuvo muchos pretendientes, novios, amantes y un marido que -dicen- por suerte se murió al poquito tiempo de darle el apellido, porque parece que realmente nunca nadie entendió cómo una tipa tan inteligente como ella se había ido a casar con semejante boludo. Porque encima de todo ni plata tenía el tipo; si hasta perdió guita con todo lo que se gastó en el velorio.
Joda, joda, pero parece que estuvo un par de meses triste y todo, y eso mataba de bronca a hermanas y demás familiares. ¡Con los buenos mozos que tenía a los pies! -sigue lamentándose mi vieja.

Pero bueno, ya tenía 33 y eso en aquel tiempo era ser una mina pasadita para el casamiento. Toda la familia trató de volver a formalizarla, pero la Pochola decidió mandar a todos a la mierda:
-¿Saben qué? Me cago en el casamiento, los curas y el encaje. Me voy a París-

Y se fue, con su título de pintora en la mente y un bolsito de mano.
-Habrá laburado de yiro para mantenerse. Clavado- insiste el tío Alberto.
La verdad es que cuando se habla de eso, nadie lo desmiente. Y hasta a veces se ríen también las hermanas.

La última vez que vino la Pochola todos le hicieron una fiesta bárbara, la llenaron de alabanzas y hasta creo que las viejas le envidiaron el novio diez años menor que se trajo.
Sin embargo se fue rápido, no sin antes decirme que me fuera para París, o que, al menos, los mandara a cagar a todos.

martes, 3 de julio de 2007

La Reina de las Tortas

Estuve toda la tarde haciendo las tortas. Primero hice el bizcochuelo de chocolate y después el cheese cake. Llegué contenta; con una torta en cada mano. Al bizcochuelo lo decoré con cobertura y grana de colores. Lo puse sobre un mantelito de papel creppe rojo con bordes plateados. La bandeja es una de esas de plástico blanco, rectangular. Me la guardé de una reunión del trabajo. No es que salgan caras. ¿Pero por qué tirarla si estaba sana? Uy, cuánta gente... Siempre viene esta cantidad a esta casa. A veces más. La familia de ella siempre está. Toda. No faltan nunca. Yo me compré un vestido en una casa que me recomendó mi mamá. No consigo ropa fácil porque soy más alta y grandota que la media de las mujeres. Y mi mamá siempre está buscando dónde comprarnos ropa; ella es muy alta también. Están la hermana y el hermano. Uff! Se la pasan hablando con todos. Sonríen, se ríen. Me acerco y listo.


Y la puta madre! Ahí llega esta mina que es insoportable... Y no!!! Hizo torta ella... Y no una... Dos! Yo a mi hermana la mato si no hay otra cosa dulce para comer. Está dando vueltas con cara de odio, buscando presa. Mientras puedo me hago la boluda hablando con Carla y Goyo. Pero estos guachos van a hacerse los boludos en cuanto se acerque y me van a dejar sola. Paciencia, pebeta. Pobre mujer... Es un esfuerzito de bancarla un ratito... Si se nota que pone un ahínco en tratar de charlar... Pero por qué bancarla yo? Pobre Martín, qué hermana... Si, para que no se sienta mal él... Uhhhh, ahí viene!

- Mirá el vestido que me compré... Qué te parece?

Me parece horrible. --Muy lindo! Es nuevo? -- No me jodas con que es nuevo! Qué gusto de mierda!

-- Sí, me lo compré ayer en un negocio sobre la Avenida Cabildo que me recomendaron. Me pareció muy ponible y aparte me salió muy barato. Mirá.-- Yo no sé si esta tilinga puede apreciar lo que es bueno, pero al menos se lo muestro y tal vez aprenda.

No!!! Me desfila! Parece Moby Dick como invitado especial de Buscando a Nemo. -- Hermoso! Dónde me dijiste que es exactamente el negocio...?

Picó! Me quedo abrochada acá hablando con ésta hasta que me vaya. -- Cabildo entre Federico Lacroze y Palpa, de la mano donde estaba Tesira, te acordás?

- La verdad, un hallazgo ese lugar. Te queda muy lindo el vestido.-- Mirá si me voy a acordar, boluda! Ahora, con mucha delicadeza, huyo.

- Y después de comprarlo, fui al super y compré las cosas para las tortas.

Y la puta madre! Me da charla! -- Sí! Vi que entraste con una en cada mano! Debés haber cocinado mucho!-- Jua, jua! Ya empieza la descripción. Gisela, hermana mía, pagame comisión por soportar ésto...

- Estuve toda la tarde haciendo las tortas. Primero hice el bizcochuelo de chocolate y después el cheese cake. Traje una torta en cada mano. Al bizcochuelo lo decoré con cobertura y grana de colores. Lo puse sobre un mantelito de papel creppe rojo con bordes plateados. La bandeja es una de esas de plástico blanco, rectangular. Me la guardé de una reunión del trabajo. No porque salgan caras. ¿Pero por qué tirarla si estaba sana? Cuánta gente que hay, no? Siempre hay muchos invitados. Nosotros estamos siempre. Todos. Somos infaltables.

Todos se están haciendo los boludos, comen y miran de reojo. Ya voy a ver a quién se la encajo...

-- El que sabe mucho sobre harinas es mi viejo. Esperá que le pregunto-- Jua jua! Ahora van a ver, que se ríen de mí! -- Papi!!!!! Vení que Lili te quiere hacer una pregunta...