miércoles, 4 de julio de 2007

Tres Historias de Buenos Aires: El pasado y qué fue de la Tía Pochola

La Tía Pochola es la más chica de las 6 hermanas.
En sus tiempos mozos -dicen- era la más simpática y carismática de la media docena.
-Y la más puta del barrio- según mi tío Alberto.
No se llevó la mejor parte, sin embargo, porque cuando tenía tres años su papá, mi bisabuelo, se quebró la espalda y quedó postrado de por vida.
La cuestión es que -dicen- tuvo muchos pretendientes, novios, amantes y un marido que -dicen- por suerte se murió al poquito tiempo de darle el apellido, porque parece que realmente nunca nadie entendió cómo una tipa tan inteligente como ella se había ido a casar con semejante boludo. Porque encima de todo ni plata tenía el tipo; si hasta perdió guita con todo lo que se gastó en el velorio.
Joda, joda, pero parece que estuvo un par de meses triste y todo, y eso mataba de bronca a hermanas y demás familiares. ¡Con los buenos mozos que tenía a los pies! -sigue lamentándose mi vieja.

Pero bueno, ya tenía 33 y eso en aquel tiempo era ser una mina pasadita para el casamiento. Toda la familia trató de volver a formalizarla, pero la Pochola decidió mandar a todos a la mierda:
-¿Saben qué? Me cago en el casamiento, los curas y el encaje. Me voy a París-

Y se fue, con su título de pintora en la mente y un bolsito de mano.
-Habrá laburado de yiro para mantenerse. Clavado- insiste el tío Alberto.
La verdad es que cuando se habla de eso, nadie lo desmiente. Y hasta a veces se ríen también las hermanas.

La última vez que vino la Pochola todos le hicieron una fiesta bárbara, la llenaron de alabanzas y hasta creo que las viejas le envidiaron el novio diez años menor que se trajo.
Sin embargo se fue rápido, no sin antes decirme que me fuera para París, o que, al menos, los mandara a cagar a todos.

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