jueves, 19 de agosto de 2010

Las Mamás del Jardín

Otro de los temas que rondaban mi mente en la previa del comienzo del jardín de Cami eran las mamás.
Las Mamás del Jardín.
El clásico "me lo dijo una mamá del jardín", o "una mamá del jardín es arquitecta y dice que..." eran formatos de frases que me ponían un poco alerta.
Pero aparte, como plus agregado y, por qué no, prejuicioso, estaba el hecho del jardín judío.
No uno así nomás. Judío.
Fantasías, y prejuicios, merodeando en mi cabeza, haciéndome arrepentirme de antemano al imaginarme a esas chicas de country, vestidas con camperas de leopardo y pelos platinados, cadenitas doradas y carteras imitación (pero imitaciones buenas, las compré en New York) Prada o Vuitton, hablando de spas, dinero y problemáticas con la mucama.
Prejuiciosa.
Me hago cargo.
Primero porque sé, lo sé, que tener un saco aleopardado, usar stilettos con calzas negras brillantes, y/o tener una cartera imitación (buena), en nada modifica que una persona sea copada o no. Sí, sé que está de más hasta la explicación, pero no podía dejar de hacerla después de haber contado mis prejuicios ante el caso.
Segundo porque por ahora no me encontré rodeada de chicas barbies (que por supuesto a esta altura ya quedamos en que no hubiera sido un problema) si no más bien lo contrario. Pibas muy sencillas y, después de unas cuantas charlas, tan reas como puedo ser yo.
Ya casi que tengo un grupo de amigas de las mamás del jardín!
Uffffff, qué bueno.
Qué bueno tener pensamientos boludos, saberse boluda por tenerlos y confirmarse bastante boluda, pero al menos consciente, después de experimentar lo contrario a lo que se temía.
En fin, Cami contenta con su jardín, mamá contenta con las mamás del jardín.

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